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LA ROMERÍA A SAN MIQUEL DEL PORT

Carmelo Lopez Esteruelas

      LA ROMERÍA

      La romería tenía lugar el domingo más inmediato al 8 de mayo, salvo que por circunstancias no se pudiese celebrar, se posponía para el domingo siguiente. Tradicionalmente, el sábado anterior salía por la mañana una procesión desde la iglesia, compuesta por tres cofradías, precedidas por una cruz y su correspondiente estandarte. Al llegar a la Torre Sancho, se dejaba en la misma la imagen de San Miguel con su peana, volviendo la procesión a la iglesia e iniciando los romeros el camino hacia la ermita, los unos andando y otros en mulo, que algunos años iba enjaezado, transcurriendo a ruta por el camino de herradura que existía por la orilla del río Pena y el lecho del actual pantano; llegando al Caragolet, se hacía un alto para la comida del mediodía. A media tarde se llegaba a la ermita.

      La construcción del pantano llevó consigo el establecimiento de un camino carretero hasta el Mas de les Tapies, por lo que a partir del año 29 ó 30 en lugar de mulos el desplazamiento se hacía en carros, dejándolos en la masía mencionada. Desde entonces, el romero más asíduo fue el tío Santiago Galve "Martinete", si bien, quienes han ostentado la fama de romeros tradicionales a San Miguel han sido los de la familia "Cloca", que incluso disponían de una habitación en una de las masías para dejar el equipaje, siendo uno de sus miembros -el llamado Jerónimo Albiol- quien realizó su última romería a los 80 años; y una hija de éste, residente en Barcelona, llamada Leonor, regaló en memoría de su padre, una imagen del santo, ya que la anterior había sido destruida durante la guerra civil. Otra familia muy vinculada a esta romería es la de Sales, en cuya casa hay una hornacina donde se guarda la imagen de San Miguel. Y no olvidemos a la familia "Venteta".

      A la llegada a la ermita eran agasajados por los masoveros y por los dos mayorales que eran nombrados anualmente. Para dormir, las jóvenes eran acomodadas en unas dependencias (dos salas y una cocina) a las que se accede por las escaleras que hay al final del callejón; y los mozos lo hacían en el pajar que hay al otro lado de la era. Bueno, dormir, dormir, ... creo lo hacía muy poca gente, y ya sería bien entrada la noche, pues todos los que han asistido coinciden en señalar que se armaba tal jolgorio que no había quien pegase ojo. Por otra parte, con las primeras luces del día ya les tocaba levantarse, los unos para bajarse por la zona del Racó para confeccionar su ramo de grevol, otros para hacer alguna excursión por los alrededores, especialmente al tosal del Rey.

Vista exterior Imagen de San Miguel

       A media mañana se celebraba la misa y una procesión por las cercanías; concluida ésta, se reanudaba la fiesta iniciada el sábado al atardecer. Por lo general la fiesta era amenizada con acordeón por "Andelino" de La Pobla, o "Marrau" de Ballestar, o el gaité de La Fresneda, y en algunas ocasiones Antolino Pons del Mas Roch con la guitarra, o el tío Tomás con su guitarrico y sus hermanos Miguel y Alejandro, tañedores de guitarra. Con anterioridad a los mencionados también actuaron "Jornalero" de La Pobla y Manuel de la Mansanera como cantador de jotas. Sería por el año 20 ó 21 cuando se cuidó de animar la fiesta una orquesta o charanga, pues acudieron a la romería algunos músicos que creo eran también quintos, tales como Pepe de casa "Pastadó".

      Ese día subían a San Miguel e instalaban la "paradeta" los turroneros Urquizú y Esperansí de Valderrobres. Así mismo, se instalaban cantinas, tales como la "Lloba", lo "Viu" y "Cantando" de Beceite, Joanet "Mauro" de Fredes, la "Pepona" del Boixar y "l'Afeitó" de Peñarroya.

      Esta romería, además del componente religioso, tenía una participación civil, pues asistía a ella uno o varios representantes oficiales del Ayuntamiento de Valderrobres, el alguacil y dos miembros de la Guardia Civil. El alguacil se cuidaba de llevar las viandas proporcionadas por el Ayuntamiento para preparar la comida, así como los licores y el café para animar la fiesta. Como digo, el Ayuntamiento formaba parte activa en esta romería, tal vez -pienso yo-, para testimoniar la supervisión de sus propiedades en la partida del Puerto. Si bien el cargo de delegado del Ayuntamiento lo han ostentado varios ciudadanos del pueblo, en los últimos tiempos la persona que más veces ejerció tal función fué el tío Miguel Gil "Venteta"; no obstante, hay varios que lo fueron en cuatro cinco ocasiones, recordando con frecuencia las anécdotas ocurridas durante el ejercicio de delegado de Diego Lombarte, que en una ocasión recibió muchas felicitaciones por el buen café que se elaboró aquel año; también acompañó al cura hasta el Mas de Barrancos, para dar la comunión a una mujer.

      El día de la romería concurría en la ermita gente de la totalidad del territorio valderrobrense del Port, así como de las masías de los municipios limítrofes, ya que, además de sentirse atraídos por la fiesta, también les movía la curiosidad de encontrarse con algún amigo o conocido, acordar algún trato, cortarse el pelo, sacarse una muela, etc. Así mismo, se aprovechaba este día festivo para que los jóvenes residentes en las masías del Puerto, incluso de masías cercanas pertenecientes a municipios limítrofes hicieran la primera comunión, llegando algún año a ser 14 los niños que recibieron este sacramento.

Vista interior Masía Barrancos

      Concluida la comida, se procedía a las cordiales despedidas, iniciando el regreso hacia el pueblo, haciendo un alto en las proximidades del pantano para merendar. Ya, con el crepúsculo, llegaban a la Torre Sancho, donde encendían una hoguera para avisar a los del pueblo de su arribada a la misma y saliendo una procesión que, al encontrarse con la que se había formado en la Torre Sancho se procedía a realizar una serie de reverencias hacía San Miguel, entrando todos juntos en el pueblo, encontrándose las casas situadas en el itinerario de la procesión adornadas con unas lamparillas sobre cáscaras de caracol con aceite; meritorio era el adorno de este tipo que cada año preparaban Antolina Torres o Cristela Vilafranca.

 

LAS MASÍAS

      Forman la partida del Port unas 23 masías, tomando como referencia las que había habitadas en la década de los años cuarenta, ejerciendo una especie de capitalidad de la zona las dos de San Miguel -una denominada de Dins y otra de Fora -, motivado tal vez, por el edificio religioso contiguo y por estar en el centro geográfico de la partida del Puerto, lo que además llevaba consigo el paso o concurrencia en determinados días de personas forasteras que se acercaban a comerciar con los masoveros, especialmente con ocasión de las dos fiestas anuales: el primer domingo inmediato al 8 de mayo y el 29 de septiembre. Hay que tener presente que por la ermita de San Miguel pasaba el tradicional camino de herradura de Valderrobres a Vinaroz.

      Las masías de esta partida son las siguientes: Fonsanta, la Serreta, la Curra, el Clot de Ramón, La Cova, Morera, les Solsides, Gorra, la Solana, San Miguel-Dins, San Miguel-Fora, el Flare, Gubio, Roch, Barrancos, el Racó, la Mansanera, Molí de Barrancos, Les Pobilles, la Sardina, Maragato, la Olivereta y les Tapies. Pero hemos de tener en cuenta que esta ermita ejercía cierta atracción social, económica, religiosa, etc. para algunas masías situadas en el término de Beceite (Tort, Cañis, Nel, Margarit, Formenta), Peñarroya (Caldú, Sildo, Parretá, Raconenc, Sabino) y algunas de la provincia de Castellón situadas en los términos de Fredes, La Pobla de Benifasá y Boixar.

 

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